(L’Hospitalet)
SPY
Buenas tardes, y bienvenidos a un nuevo episodio de Breaking the Rules. Hoy Hen y Musa entrevistan a un escritor de graffiti de Hospitalet, un clásico del mundo subterráneo.
Tenemos con nosotros a Spy, al que se le conoce también por otros nombres que iremos desgranando en el episodio. Spy empezó en los primeros 90’ en Hospitalet y ha formado parte de varios grupos, entre los que vamos a destacar dos grandes del graffiti en Barcelona: Poder Hispano y Bandits.
Esperamos que disfrutéis la charla. Las toses son cortesía de Musa, no se las tengáis en cuenta.
Sabéis que podéis escucharnos en Ivoox aquí y entre otras plataformas. También podéis dejarnos comentarios y opiniones y de esa manera ayudarnos a mejorar. ¡Gracias de antemano y saludos!
Orígenes
Soy de Hospitalet. Antes pensaba que L’Hospitalet no era Barcelona, pero hace 8 años que vivo en Bcn y aquí estoy bien.
El Hospitalet de mi infancia era como un pueblo, era todo muy familiar. Allí nos conocíamos todos. No había mucho tráfico en general y tanto en las calles de alrededor como en la mía se podía estar tranquilamente, jugando a fútbol o patinando en el centro de la calle sin que pasara nada. Era un barrio de inmigrantes de Andalucía y Extremadura y supongo que seguían con la costumbre de hacer mucha vida fuera de la casa. La imagen de señoras mayores sacando las sillas a la calle para hablar de sus cosas era bastante común.
Por una parte esto era guay porque todos nos llevábamos muy bien y nos conocíamos. Por otra, para mí, a la hora de pintar graffiti no era tan bueno porque como todo el mundo me conocía, en más de una ocasión le dijeron a mi madre que me habían visto pintando. Al principio no se alarmaba, mucho pero no le gustaba dar de que hablar a los vecinos.
Había mucha delincuencia, muchos robos y gente mala atemorizando a otros. Se vendía droga en mi calle, y en mi escalera y en el bar que teníamos al lado se vendían “cosas”. Eso hacía que viniesen de fuera, yonkies y otro tipo de gente. En esa época lo veíamos como algo normal y no es hasta que pasa el tiempo, que miras atrás y te das cuenta de qué significaba.
Antes de empezar a pintar, iba con gente chunga a hacer cosas malas. Cuando me encontraba pintura por ahí, me dedicaba a pintar el logo de Metallica en fábricas abandonadas. A la gente le encantaba, y los heavies me decían “píntalo aquí, píntalo allí”. Empezaron a pedirme que pintara su nombre y lo pintaba con 3D. No era graffiti, porque lo pintaba con pincel pero fue el primer contacto.
Primer contacto con el graffiti
Lo primero que vi fue en Santa Eulalia, en 1989. Yo tenía 14 años, era verano y trabajaba repartiendo publicidad. En el barrio había una fábrica abandonada muy grande, ocupaba toda una manzana y las paredes de fuera tenían piezas a color, con muñecos y todo. Creo que casi todas eran de Chase 2, un chico del que luego supe poco, sólo que bailaba break dance y que era amigo de Seder. Puede que hubiera cosas de otra gente, pero no lo recuerdo. Tengo fotos de todo eso por ahí.
A partir de ahí en mi barrio se veía algo pero muy poca cosa.
Antes de empezar a pintar, iba con gente chunga a hacer cosas malas. Cuando me encontraba pintura por ahí, me dedicaba a pintar el logo de Metallica en fábricas abandonadas. A la gente le encantaba, y los heavies me decían “píntalo aquí, píntalo allí”. Empezaron a pedirme que pintara su nombre y lo pintaba con 3D. No era graffiti, porque lo pintaba con pincel pero fue el primer contacto.
No lo relacionaba con el graffiti pero supongo que fue creciendo progresivamente. Me gustaba dibujar. Creaba láminas de conciertos hardcore con grupos que me inventaba y en ellas ya hacía intentos de graffiti, metía cosas como ladrillos, y elementos de ese tipo. Poco a poco fueron evolucionando, porque no paraba de dibujar. Aún tengo guardadas un montón de esas libretas.
Después vi Beat Street y empecé a poner alguna firma de Spí (imitando a mi manera a Spit) con rotulador de punta fina.
La primera vez que vi a alguien pintar, coincidió con la primera vez que iba a pintar. Flash y Soce -eran prácticamente de mi barrio- vinieron a pintar en la Semana Cultural del Instituto de FP donde hacía ver que estudiaba.
Como parte de las actividades nos dieron sprays para que pintásemos. A Flash y Soce les dieron más que a nosotros porque ellos ya tenían experiencia.
A pesar de ser mi primera pieza, no tengo foto, porque al principio no la consideraba importante y para mí no era la primera pieza oficial. A pesar de verlos allí, no establecimos contacto, probablemente porque eran más mayores y cada uno fue a lo suyo y no fue hasta que Flash me pilló tachándole que empezamos a ir juntos.
Yo tachaba a Flash como Spit tachaba a Ramo, porque era el que se lo tomaba en serio del barrio y cuando me pilló casi me pega.
Mas adelante tanto Flash como Soce me enseñaron mucho sobre graffiti, conocí a un montón de gente gracias a ellos, y me llevaron a las reuniones de Universidad, porque ellos ya estaban muy metidos en el tema.
En el 90, empezaron unos cuantos escritores. Si no me equivoco Tone, Denise y un chaval que firmaba Canop – que luego desapareció-, pero no fue hasta que empecé a ir con Flash a Uni que conocí a otra gente. Los primeros fueron Rasta, Chino de PH y Zemo.
Por otro lado conocía a Zana, porque es mi primo de mi cuñado, y fue él quien me presentó a Moockie. Con ellos fui a pintar en el 90 a Clot, a Fomento.
Yo nunca fui rapper, me gustaba alguna cosa, como las bambas, pero yo escuchaba hardcore, punk y heavy. Me veía un poco alejado de ese mundo, y aunque fui durante mucho tiempo seguido a Universidad, no iba a las discotecas de la época, (San Francisco, Soweto, Train Club). Yo iba a los conciertos y me separaba de ellos, aunque al final acabó gustándome alguna cosa. Supongo que lo que me gustaba de la movida era estar haciendo algo “malo”.
Aunque aparentemente todo el mundo escuchaba lo mismo, no era así. Conocí a gente que escuchaba lo mismo que yo. A otros como Rasta y Chino les gustaba la salsa y la música latina.
Tampoco fui breaker, aunque me gustaba verlo.Cuando era pequeño venían breakers a bailar a mi colegio y tres de los Break People vivían en mi calle: Mohaa, su hermano pequeño Onassis y Chispas.
Primeras piezas
No solo pintaba en mi barrio, a partir de pintar con Moockie y Zana, empecé a moverme por otros sitios, sobre todo para hacer fotos. Iba a La Pau, San Andrés o sitios que me decía Flash o a zonas donde sabía que había muchas cosas pintadas. Iba solo, con mi cámara a investigar, porque muchos sitios no los conocía. Me encantaba ir por ahí encontrando cosas y poco a poco, tímidamente empecé a pintar en sitios donde no me pudiera ver mucha gente.
A veces venía conmigo algún amigo que no pintaba, sólo para hacerme compañía, y más de uno, acabó pintando.
En cuanto a la pintura, en general la compraba, porque los botes eran caros y no tenía mucho dinero, así que compraba 5 kilos de temple por 200 ptas y uno o dos botes de Spray Color pequeños.
Al principio casi no se sabía que era el graffiti, así que a mi familia no le importaba e incluso les gustaba lo que hacía, pero eso cambió cuando me pillaron firmando en el metro y a partir de ese momento tuve que esconder la pintura y el skate (tampoco le gustaba que patinara, porque tenía miedo de que me hiciera daño) en casa de un amigo
Zonas en el barrio
En el barrio siempre teníamos nuestras cuatro paredes donde teníamos cosas nuevas a color, currado. En los trenes quieras o no, no te podías explayar y estar horas y horas pintando. Las paredes era más para hacer wildstyle, flechas, muñecos.
La zona del Ajedrez se pintó en el 94 y se respetó. Nosotros pintábamos en el parque, bueno, en el descampado que había al lado de la estación, al que llamábamos la Campsa. Tenía un campo de fútbol abandonado debajo, y todo lo que rodeaba el campo de fútbol era pared. Ahora hay un parque pegado a la estación en la parte de arriba.
También había una fábrica abandonada que habían demolido y unas cuantas paredes, un campo de fútbol y el cementerio de Hospitalet.
Bombardeo y encuentro con Juan, «el segurata»
Soce fue quien me enseñó a bombardear en los vagones. Al principio me iba con él muchas tardes (creo que en aquella época él no tenía trabajo) a los finales de línea para aprovechar que los vagones se vaciaban de gente y firmar.
Cuando me pillaron en el 91 iba con Seder. Nos movíamos de Cornellà a Feixa Llarga y volvíamos unas cuantas veces a los finales de línea para aprovechar y firmar. Ese día habíamos dejado el transbordo de Plaza de Sants reventado, y un tío nos vio. Nosotros nos dimos cuenta pero no le hicimos caso. Cuando llego a la salida, se lo contó a los de seguridad y uno de ellos era Juan.
Nos pillaron. Juan amenazó con darme una hostia sino le daba el rotulador, yo que era un crío, se lo di. Recorrimos todo el transbordo y nos hizo contar las firmas que habíamos hecho cada uno. No contento con eso, me vaciló. Vio una de mis firmas y dijo: “Hostia, ¿PH? Yo no sé como Chino te deja estar en PH. No me gusta nada tu estilo”.
Al final nos llevaron a los juzgados de menores que había en Arc de Triomf y estuve 4 o 5 horas hasta que vinieron a buscarme. Seder estuvo más tiempo porque no tenía teléfono en casa y tardaron en localizar a un vecino. Como éramos menores no te soltaban hasta que no te venían a buscar tus padres.
Me cayó trabajo social. No me acuerdo exactamente del orden, ni cómo fue, pero acabamos pintando las paredes del pasillo de Mercat Nou. Un pasillo que siempre estaba reventado con firmas. Lo blanquearon y nos dieron un montón de sprays para que lo pintáramos con unas piezas enormes.
También tuve que un taller con niños en el casal de Garcilaso, en Sagrera. Supongo que vieron que me gustaba y lo hacía más o menos bien y les motivó. Los niños hacían el taller y luego pintaban también la pared de Mercat Nou y a raíz de eso me volvieron a llamar al cabo de dos meses para pintar la pared opuesta.
Yo odiaba a Juan, recuerdo que nos cruzábamos por ahí, e incluso verle con su compañero, de paisano, buscando pistas en el parque del barrio donde yo tenía todo pintado.
Nombres: SPí, Spy, Spee…
Cambié de nombre para darle un poco de forma a las letras. La i latina al final del nombre no me gustaba nada y la cambié primero por una Y latina y luego por dos Ees. Ahí ya le iba pillando más estilo a las letras. Todo eso antes de pintarme mi primer tren.
Cambié de Spy a Sick en el año 94. Creo que fue la primera vez que quedamos tú, Anna y yo para pintar. A partir del primer metro en el 95 ya ponía Sick.
Fui usando otros nombres, supongo que por cambiar el estilo un poco y porque me aburría de tanto poner siempre lo mismo. Con el que más trenes hice fue con Olle, con dos L. No lo ponía por ninguna razón en concreto o bueno igual sí, porque yo tenía la manía de llamar a la gente de lejos. Les pegaba un grito: “Oyee” Puede que fuera por eso.
También ponía Heavy, Mars (que luego cambió a Wars) y algunas otros pero estos tres fueron los que más escribí.
En paredes ponía Himen.
Primer tren
Como era muy pequeño, mis padres solo me dejaban salir más tardes en días concretos, San Juan, Fin de año y días así. Siempre que podía salir me iba a pintar a L’Hospitalet.
Mi primer tren fue en el 91, por la tarde. No tenía ni idea de qué o cómo era pintar un tren. Me acompañaron dos chicos, por que sí, sin que vigilaran ni nada, porque aunque sabíamos que estábamos haciendo algo malo para la Renfe, no éramos conscientes de que estuviéramos haciendo algo peligroso.
Recuerdo que estaba un poco nervioso, pero yo veía otros trenes pintados y quería hacer uno. Me hice una S grande y las otras letras pequeñitas al lado. Tenía solo dos sprays pequeños. En la estación había una zona por donde la gente solía sacar a los perros a pasear y mientras pintaba, vino un señor paseando a su perro y nos echó la bronca.
No tengo foto de esa pieza, aunque pude haberle hecho foto porque circuló unos 6 meses y lo veíamos desde el bar El Rincón del César, en Sants, donde parábamos muchas tardes. No se nos ocurrió ir a buscarlo para hacerle foto, porque en ese momento no lo tenía en la cabeza.
También vimos rular un tren de Leur, del mismo modelo, el más antiguo que había en aquella época.
A partir del 93 ya veía trenes del todo el mundo, Kapi, Moockie, Bandits, y tuyos y yo me hice uno en Vilanova con mi grupo PH, que fue mi primer grupo, hasta el 97 que entré en Bandits. Yo iba con ellos ya desde el 95, sobre todo con Krash y All, y un día All me dijo si quería ponerlo…
Había tenido otros grupos más pequeños, y de esos TSS (Todos Somos Sospechosos) fue el que duró algo más.
Todos Somos Sospechosos era un subgrupo. Estaba formado por Krea, Bie, Wire, Mito, Sire, Lier, Danise, no sé si Tone lo llegó a poner. Éramos unos cuantos.
Sin embargo la cochera que hice mía fue L’Hospitalet en el año 94-95. Ahí ponía Spy. En el año 97 me pinté unos 60 o 70 trenes allí.
Cocheras
Vilanova era la cochera “oficial” de PH, porque allí vivía un chico que había hecho la mili con Chino e iba muchas veces a controlar la cochera. Ellos fueron mucho a partir de ese momento y yo iba con ellos cuando podía escaparme.
Sin embargo la cochera que hice mía fue L’Hospitalet en el año 94-95. Ahí ponía Spy. En el año 97 me pinté unos 60 o 70 trenes en esa cochera.
Allí pintaba poca gente. Cokar y Pegh no sé si estaban en esa época, pero si que algún amigo mío, Krea, Brie y Mito iba conmigo o se hacían alguno ellos por su cuenta.
En Rambla sólo había un seguridad, al que iban cambiando. Uno era chunguísimo, y vivía solo para pillarnos. Le llamábamos Cobretti, pero de todas formas, yo lo tenía controlado. Sabía a qué hora entraba, a qué hora se iba, cuándo se comía el bocata… Si había un partido de fútbol importante, el tío no iba mirar los trenes.
Si él estaba no pintábamos. Decíamos “ya volveremos más tarde”. Si no estaba, nos hacíamos 3 piezas por noche, una en cada uno de los lugares donde se podía pintar. La zona era como un triángulo con uno de los vértices bajo el puente de la estación. Si no estaba el tío era muy fácil. Los otros podían venir a buscarte pero no iban a correr detrás nuestro. Cobretti se desvivía por pillarnos.
No es que no tuviera marrones. A veces nos perseguía la policía, la Guardia Urbana o la Policía Nacional, pero era muy difícil que nos pillaran. Había zonas del barrio donde no se podían meter los coches y nosotros nos íbamos por ahí. Si cruzabas a una zona de esas ya salías a la otra punta del barrio.
En esa época solo había cámaras en el andén principal y estaban para controlar a los trenes que daban la vuelta. No había otras cámaras, había sólo un seguridad.
Ahora vas y hay 10. Y a pesar de eso se sigue pintando, a pesar de las cámaras, las vallas… porque hecha la ley, hecha la trampa. Infalible no es, porque la gente empezó a romper vallas, a romper cámaras, o a girarlas.
De la policía a los Mossos d’ Esquadra
Fue un gran cambio, porque los de la Guardia Civil solían estar más regordetes y ser mas mayores aunque alguna vez nos dieron problemas. Pero creo que a nosotros nos vino bien el cambio, porque los Mossos tardaron un tiempo en adaptarse.
En Blanes recuerdo una vez cuando empezaban -todavía no estaban en Barcelona pero ya estaban allí- en la que nos montaron una emboscada guapa.
Íbamos un montón de gente y en un momento el grupo dividió. Ocho estábamos juntos. Uno, no sé quién, se tiró a unas zarzas porque venía un coche hacia nosotros. Nos empezamos a tirar unos encima de otros, pensando que cabíamos en el agujero. Yo me tiré el último y ya no cabía nadie más. Se me veía. Llega el mosso, llama por el walky y dice: “ya los tengo”. Me agarra del brazo. Me empecé a hacer el borracho, me solté y salí corriendo. El resto fueron saliendo uno a uno y el mosso se quedó flipando.
Había coches por todas partes pero como no tenían mucha experiencia nos pudimos escapar casi todos. De 15 pillaron a 4.
Con la Guardia Civil también tuvimos algún problema. Por ejemplo, en la Pobla de Segur, una vez no llegamos a pintar porque nos descubrieron. No sé cómo, pero vieron que habíamos escondido la pintura, la encontraron y a partir de ahí nos estuvieron buscando toda la noche por el pueblo. No escondíamos, pasaban con el coche y nos sorprendían. Y vuelta a empezar. Llegó un momento que dije: “vamos a salir ya, porque no hemos hecho nada”.
Aún así, nos llevaron al cuartelillo: ¿qué hacéis aquí? Les dijimos lo típico: “vamos a pintar un muro que hemos visto allí”, pero claro eran las 4 de la mañana. Nos dijeron que nos fuésemos con el primer tren y nos amenazaron: “Si os vemos aquí por la mañana os damos una hostia”.
Empezamos a pintar tímidamente en el metro, a investigarlo. Le teníamos bastante respeto en aquella época. En el 95 pintábamos a lo mejor uno cada dos, tres meses. En el 96 fue aumentando la cosa, y pintábamos cada 2 o 3 semanas. En el 97 ya pintábamos un montón de metros y trenes casi todos los fines de semana y el 98 lo mismo.
El primer metro, lo pinté en el año 95 y ya ponía Sick. Krash tenía una llave de los ventiladores. Los de metro nunca se enteraban por dónde entrábamos, porque no dejábamos firmas en los túneles, dejábamos todo como estaba, el ventilador cerrado.. allí no había pasado nada.
Empezamos a pintar tímidamente en el metro, a investigarlo. Le teníamos bastante respeto en aquella época. En el 95 a lo mejor uno cada dos, tres meses. En el 96 fue aumentando la cosa, y pintábamos cada 2 o 3 semanas. En el 97 ya pintábamos un montón de metros y trenes casi todos los fines de semana y el 98 igual. Y sí, usaba otros nombres, supongo que por cambiar el estilo y porque me aburría quizás ya de tanto poner siempre lo mismo. Con Olle fue con el que más trenes hice.
De hecho una vez los oímos hablar, mientras estábamos fuera de la estación en Sagrera, esperando a que abriese el metro y decían “ya han pintado”. Se olía la pintura y todo. Decían: “¿por dónde habrán entrado? Es que son como ratas”.
Al principio íbamos con cuidado, pero luego le fuimos cogiendo confianza, y llegábamos a discutir, a fumar, encender túneles, y otras cosas que igual no teníamos que haber hecho. Incluso al final se venía algún colega que no pintaba y entraba con nosotros y se quedaba por ahí. Eso era cuando ya entrábamos por puertas, y no teníamos que hacer nada. Por ejemplo en Feixa Llarga, entrábamos andando, bajábamos unas escaleras y ahí estaban los metros.
La última vez que fui a pintar fue allí y no sé porqué motivo, pero durante unos días allí no había nadie y estaban las puertas abiertas. Eso fue en el año 2014, creo, y en esa época ya había alguien vigilando desde arriba por si venía un coche, . O por si venía más gente a pintar. Les avisaban: “no bajéis ahora que estos están pintando”.
En cuanto a medidas preventivas, recuerdo los los primeros sensores que pusieron en el metro en la estación de La Pau. En realidad no era muy difícil saltarlos porque los pusieron como a un metro del suelo, así que pasábamos por debajo. Luego se dieron cuenta de que la gente pasaba y los pusieron para que abarcaran un metro y medio- dos metros, pero entonces nos agarrábamos a los cables collados a la pared. Creo que no sabían ni se preocupaban, por saber qué podían hacer para que no se pintara. Se podían haber fijado en cómo se hacía en París, por ejemplo. Se preocupaban pero como descuidadamente.
El sistema de metro es bastante descuidado. A pesar de las medidas, en muchos juicios se veía que aunque te cogieran, si no lo hacían en el momento o habías tocado vagón te soltaban por falta de pruebas.
Ahora los Mossos se esconden en los túneles, y lo tienen todo bien planeado. Hay gente esperándote por si sales por un lado o por otro.
Sin embargo, lo más bestia que he hecho para pintar ha sido en París. Para entrar a una cochera del metro tuvimos que hacer las mil y una… no me acuerdo exactamente, pero tuvimos que subir a un tejado a dos aguas, correr por filo, subir por una escalera externa para pasar a otro lugar… bueno es difícil de explicar porque era muy complicado. Pasé miedo entrando porque te podías caer fácilmente por allí y luego pensaba: “ahora tengo que salir por el mismo sitio”.
Viajes
El primer viaje que hice fue a Amsterdam en el 96 con All y Meot. 22-24 horas de viaje en autocar. Un calvario que no le deseo a nadie, sobre todo a la vuelta. Allí estuvimos con Mellie de MSN, que nos llevó a pintar una noches pero no pudimos acabarlo. Queríamos pintar metro, pero él tenía problemas y no quiso ir. No quería pintar metro porque tenía algún marrón, pero nosotros investigando pudimos pintar 2 metros. Dos Piezas rápidas, pero nos quedamos contentos.
En el 97 hicimos un viaje de 15 días, pintamos 10 piezas en total. París, un pueblo en Bélgica, Amsterdam y Utrecht.
6 metros en París, que circularon con pasajeros y todo y tenemos en video.
En Bélgica, nos contaron de una cochera muy fácil. Fuimos por la tarde, pintamos y gastamos un montón de pintura. Desde allí nos fuimos directamente para Amsterdam.
En Amsterdam esa vez no pintamos el metro, porque solo había un sitio para pintar en aquella época, pero tenías que llevar una cizalla para entrar. Aún así tenían que atravesar un montón de vías de circulación. Así que nos fuimos a pintar unos “Bananas”. Allí estuvimos con el tío que hacía la revista Bombers y que también escribía Sire o Iser. Hubo muy buen rollo con él nos llegamos a cartear durante una temporada.
Al vuelta paramos en Narbonne y pintamos otro tren.
En el 98 el viaje duró un mes y nos fuimos Esik, Sire, Nize y yo. Un mes loco y productivo, discutíamos mucho, sobre todo con Esik. Estuvimos en París, Bruselas, Amsterdam, Polonia, Hamburgo, Copenhagen y Estocolmo.
En París, teníamos contactos para metro y otro para los Rer, los blancos, azules y rojos. En Bélgica no teníamos contacto, pero siempre ha tenido fama de ser muy fácil pintar allí- en el metro no, en la Renfe de allí-, y no nos preocupaba. Fuimos a la misma cochera que el año anterior y nos hicimos tres piezas de día tranquilamente. Tres piezas cada uno.
He estado con ellos, y me confirmaron que fuimos los primeros en pintar un metro en la cochera de Bruselas a la que fuimos. Nunca nadie había pintado allí. También es posible que fuéramos los primeros en pintar el metro o como mínimo los primeros guiris en pintar el metro. Gente de allí igual habían pintado pero no se veían piezas, ni fotos en revistas.
El interrail se puso de moda, y luego entró el rollo ego: tener un montón de trenes. Cuanto más bonitos y modelos mas vistosos, mejor.
Para mí el modelo que quería tener era el vagón rojo con bicicleta de Copenhagen y lo tengo, pero tuvimos la fuga más grande que he tenido en mi vida.
Pero antes de eso, fuimos a Amsterdam. En Barcelona dos semanas antes, habíamos quedado con Zeke y Oves en encontrarnos allí. No teníamos contactos, pero íbamos ya preparados con una cizalla para pintar. París, en aquella época tenía fama de ser una ciudad donde era muy fácil robar en las tiendas. Un chaval de allí no dijo dónde podíamos conseguir una cizalla. Lo hicimos. Era súper chula, pequeñita y manejable. La valla de Amsterdam era muy chunga, tenía varios alambres de espino, el normal, y el circular.
A medida que pasaban los días, teníamos menos dinero. Teníamos que robar casi toda la comida, o pedir por la calle. Cada vez teníamos menos ganas de pintar, y de seguir por ahí tirados, durmiendo en la calle.
Era verano, pero al llegar a Estocolmo hacía un frío.
Me estoy adelantando.
Nos alegramos tanto que se nos olvidó que no teníamos que liarla. Pintamos y cuando acabamos, nos da marrón una moto. Salimos por el lado contrario y nos está esperando otro coche, y otro más. Al final creo que había como seis coches de policía, más la moto, y gente a pie por todas partes.
Fuga en Copenhagen
En Copenhagen fuimos a pintar a un sitio donde iban todos nuestros amigos de Barcelona. Era una cochera muy famosa. Nada más llegar, nos fuimos para allá de cabeza, sin nadie que nos acompañara. Llegamos y apenas tomamos precauciones. Allí vimos que había trabajadores de la DSB en el andén. Dije “yo creo que ya nos han calado de lleno, no sé si vamos a pintar aquí” pero aún así fuimos.
De camino al tren, al lado de la valla donde estaba el agujero para entrar nos encontramos a Orus y Fose.
Nos alegramos tanto que se nos olvidó que no teníamos que liarla. Pintamos y cuando acabamos, nos da marrón una moto. Salimos por el lado contrario y nos está esperando otro coche, y otro más. Al final creo que había como seis coches de policía, más la moto, y gente a pie por todas partes.
Pillaron a Orus y Fose, Nize, Sire.
Esik y yo nos libramos, pero las pasamos canutas porque estábamos en un barrio residencial, típico de allí, un paisaje natural súper bonito, limpio, súper chulo. Pero lo pasamos fatal porque nos iban emboscando todo el rato. Cuando pensábamos que nos habíamos escapado, volvían a aparecer y teníamos que volver a correr. Saltando de casa en casa, rompiendo las vallas de los patios, corriendo por los tejados de las casas. Todo eso de día, un espectáculo.
Al final parecía que nos tenían rodeados y nos metimos en un cobertizo de unos cinco o seis metros cuadrados. Era muy pequeño y en él había un cofre de madera hecho polvo. Se notaba que no entraba nadie desde hacía mucho tiempo. Estaba en el jardín de una casa pero no se usaba. Estaba lleno de polvo y trastos viejos.
El cofre estaba ahí en medio y lo primero que pensé fue en meterme dentro. Me metí pero no se podía cerrar la tapa. Sobresalían mis piernas.
La policía estaba por la zona, hablando, gritando cabreados porque no nos cogían. Oíamos los coches. Estoy seguro de que sabían que estábamos por allí en un radio pequeño pero de repente desaparecimos.
En el andén, por la tarde, esperando nuestro tren, Esik vio a un chico, uno de los jovencitos de los Moa al que conocía de otro año. Se pusieron a hablar. Nos dijo que fuéramos a pintar con él esa misma noche. Fuimos y pintamos dos piezas cada uno.
Me meto en el cofre y Esik se pone pegado al cofre y se tapa con una lámina de fibra de vidrio que había por ahí.
Abrieron la puerta del cobertizo, contenemos la respiración, a pesar de que estábamos hechos polvo de tanto correr. La policía grita súper cabreados y cierran la puerta de golpe. En menos de medio minuto la vuelven a abrir. Pensé que nos cogían, pero no. Era tan perfecto el escondite que el tío cerró la puerta de un portazo, tan fuerte que luego nos costó abrirla.
Puede que acabaran pensando que nos había acogido un vecino. No sé.
Se quedaron por allí un ratito, se oía la radio, el walkie, gritando en danés. En total la fuga duraría alrededor de 4 horas, dos de ellas dentro del baúl.
Cuando se fueron, me levanté a sacar cosas del baúl porque me estaba clavando una paleta de obra. Me volví a meter, alerta pero pero con la tapa abierta. Esik se tapó un poco la cabeza.
Fue de película. En un momento, vino el perrito de la casa al jardín, y se puso a olisquear por debajo de la puerta de atrás. Empezó a ladrar. Lo que faltaba: otra vez.
“Ostia puta, vamonos de aquí”. Esik diciendo que esperásemos porque oíamos al de la casa cortando el césped y llamando al perro.
Nos quedamos allí hasta que hubo silencio. Cuando salimos nos pusimos a fumar a saco por los nervios.
Después de eso estuvimos buscando un sitio para dormir, pero nos echaban de todos lados, y encima llovía. Al final llegamos al Interrail Center donde teníamos las cosas. Era un centro gratuito en la estación en Copenhagen. Abría de 6 de mañana a 10 de la noche y allí teníamos las mochilas y dos carros de la compra con pintura. Teníamos tal bajón que yo quería volver a casa, pero al rato aparecieron.
Ellos no lo habían pasado tan mal, los habían llevado a comisaria y allí en el calabozo les dieron pizza caliente, Coca-cola y mantas que olían bien.
Fue tanta la alegría que esa misma noche nos pintamos otro tren.
Yo estaba reventado pero al encontrarlos, decidimos ir al andén a ver si veíamos lo que habíamos pintado. Sire tiene una de lejos, Kaze tiene de lo suyo pero el resto no tenemos foto.
En el andén, por la tarde, esperando nuestro tren, Esik vio a un chico, uno de los jovencitos de los Moa al que conocía de otro año. Se pusieron a hablar. Nos dijo que fuéramos a pintar con él esa misma noche. Fuimos y pintamos dos piezas cada uno.
A partir de ese momento nos quedamos más tranquilos, porque en Copenhagen había mucha vida nocturna y conocimos a un montón de gente de la calle, gente que estaba en el Interrail Center. Estábamos muy a gusto allí, pero ya llevábamos 20 días viajando, sucios, sin dinero, con hambre. Hechos polvo, débiles.
La última parada fue Estocolmo. Llegamos hechos polvo pero pintamos. Pasamos un frío que te morías. Al día siguiente habíamos quedado con Jake y Kaos para pintar pero nos volvimos para casa.
Vuelta a casa
Me puse malo, menos mal que mi madre me cuidaba. Aún así salía para ver los colegas y explicarles cómo había ido. Ya sabían algo porque durante el viaje hacíamos alguna llamada a Done para contarle como iba la cosa y él se encargaba de decírselo al resto.
El 98 fue mi año más activo en trenes, muros. Pintaba de todo, pero también empecé a hacer un programa de radio en una pequeña emisora del barrio de Buen Pastor. Supongo que ahí empezó mi declive en el graffiti pues empecé a interesarme por la música electrónica. Aprendí a pinchar discos poco a poco y la cosa fue yendo a más, hasta que en el año 2001 empecé a pinchar en clubs.
Hasta el 2004 – 2005 seguía pintando trenes y metros, pero cada menos y la música se iba anteponiendo al graffiti.
Empecé a componer música. Monté mi propio colectivo en el 2003 y poco a poco fue cayendo la cosa, hasta que en el año 2011 prácticamente deje de ir a pintar trenes. Del 2004 al 2011 pintaba unos cinco o seis trenes al año y algún muro.
Tiempo de las incursiones a trenes
Lo mínimo, acabando la pieza, han sido unos cinco minutos. A veces pintando entre dos para hacerlo más rápido. O puede que menos de 5 minutos, pero cosas pequeñas. Lo máximo creo que fueron dos horas y media en Ripoll.
Bueno sabiendo más o menos el tiempo que íbamos a tener para pintar, hacías algo acorde. Lo que sí que hemos hecho muchos de nosotros es acabar la pieza rápido y luego ir añadiendo cosas, detalles.
Al principio de pintar trenes me llevaba bocetos. Muchas veces pasábamos tardes dibujando en casa de algún amigo pero no hacía falta que te lo llevarás porque ya lo tenías en la cabeza.
Bueno ahora hace años que no pintó un tren, pero cuando aún pintaba no me llevaba boceto para los trenes. Para el muro sí.
Espinitas
-Siempre había tenido ganas de ir a New York, pero a la vez me daba un poco de miedo. Sire y yo siempre decíamos “tenemos que ir, vamos a poner una fecha, vamos a ir” pero al final no se dio.
-El metro de Estocolmo que no llegamos a pintarlo, aunque ya habíamos quedado para ir. El verde habría sido la hostia, pero cualquiera de los modelos me hubiese gustado.
-El metro de Londres. Fui una vez, y lo intenté dos días. Un día llegamos tarde y se llevaron el tren y al segundo nos dieron marrón y no pudimos acabar la pieza. Ya la tenía casi rellenada
Ciudad más difícil para pintar
Londres. Porque está llena de vallas, y cámaras. Si te acercabas a una, saltaban las luces. En las cocheras había un cartelito con un helicóptero de vigilancia contra el graffiti…
A Esik le dieron un marrón con helicóptero y tuvo que esconderse en un árbol.
Otras ciudades de España
Murcia en el año 95, tren y una pieza pequeña en una pared. Madrid en el año 95 y 96. y Valencia. Siempre íbamos a tren cuando viajábamos.
Actualidad
Soy DJ y también produzco música. Básicamente electro del puro, por decirlo de alguna manera, ritmos rotos. Hace unos años hubo una moda y llamaban electro a otras cosas que son más techno en realidad, y por eso siempre hay que matizar un poco ahí que es electro del que viene del break dance, avanzado y muy modernizado, pero las raíces son esas.
Tengo dos sellos en los que editamos vinilos, se llaman Útil Records y Gente seria viste chándal.
Estilo
Sire, pero también me ha gustado mucho Fase, Biz y Heiz, que me volvía loco cuando empezaba..
A quién le harías el podcast
Sire siempre me ha gustado mucho lo que hace sobre todo cuando hace wild style. De Sire lo que me gusta es que ha evolucionado siempre mucho, quizás ahora no tanto, pero creo que es el que más ha progresado, cambiado y que ha hecho cosas de todo tipo. Otro al que le haría un episodio es a All o Nize.
Nos despedimos con otro pedazo de historia. Nos vemos en el siguiente. Comparte, comenta, disfruta y sal a pintar.
[…] de las películas americanas donde la gente van saltando de casa en casa, de jardín en jardín. Spy y otro por un lado, los otros por otro lado. Te escondías y veías súper lejos correr a otros dos […]